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La pareja del paciente con trastorno obsesivo compulsivo

El TOC es un trastorno sumamente incapacitante que causa mucho malestar y angustia. Pero no solamente sufre quien lo padece, también lo hacen los familiares que conviven con la persona afectada.

Queremos dar las gracias a David por compartir su conmovedor testimonio, acerca de su experiencia como pareja de una paciente que está superando un trastorno obsesivo compulsivo.

  El laberinto invisible

Question Mark

 

Mi mujer tiene TOC. Ella vive en una realidad que a primera vista es muy similar a la nuestra: en su mundo encontrarás coches y edificios, gente yendo a trabajar y niños jugando. El sol ilumina el día, las nubes atraviesan el cielo y, en ocasiones, llueve.

Pero además: hay reglas.

La primera regla que me puso mi entonces novia, era que cuando la dejaba en casa de sus padres y yo volvía en coche a la de los míos tenía que llamarla al llegar para asegurarse de que no había tenido un accidente. Puede parecer una simple comprobación bienintencionada, pero no es así: en el mundo de mi mujer la gente muere a cientos cuando van de un pueblo al de al lado, los cadáveres se apilan por las noches en las cunetas, los pocos afortunados que sobreviven a un viaje en coche nunca dejan de oír los lamentos de los heridos en sus pesadillas.

Hay reglas más misteriosas, por ejemplo: no se puede dormir fuera de casa. No hay un peligro claro del que nos proteja esta regla. Más allá de los ladrillos hipotecados que nos acogen cada noche  abunda el oxígeno en el aire y los grifos proporcionan agua al abrirse y, sin embargo…

Junto con las reglas, hay peligros en todas partes y grandes desgracias están, con toda seguridad, a punto de ocurrir: sin duda alguna yo me cansaré de mi mujer en cualquier momento, le seré infiel y viviré el resto de mi vida como un moderno playboy.

En el mundo de mi mujer (en el de todas las personas con TOC), algo acecha; algo espera el momento perfecto, el menor descuido, para destrozar completamente tu vida. Mi mujer vive en el miedo.

Cada una de estas reglas es un barrote invisible de una cárcel que se construye a mi alrededor cada día que vivo con ella. Con esos barrotes se crean las paredes de la celda, unas paredes que no puedo ver, pero que puedo sentir cada vez que tropiezo con un peligro imaginario.

La propia disposición de las paredes es un misterio. La celda no es un rectángulo que nos contiene, es más bien un laberinto. En ocasiones puedes desplazarte grandes distancias sin el menor problema, pero cuando menos te lo esperas llega el golpe contra los barrotes y sabes que por ahí no se puede seguir: ya has encontrado una pared del laberinto invisible.

Lo peor de todo es que el laberinto cambia. Nuevas reglas levantan nuevas paredes. Donde antes había un pasillo ahora encuentras una sólida reja y los recorridos se vuelven más largos e intrincados. Así, cada día que pasa, el laberinto se hace más complejo y opresivo; y así llega el día en que comprendes que vivís en mundos diferentes. Ese día sientes una gran soledad porque te das cuenta de que en tu mundo sólo estás tú, ella está en su laberinto invisible, andando de un lado para otro.

Y sin embargo, una inmensa verdad brilla por encima de todo: el laberinto no existe.

Mi mujer ya lo ha descubierto y ya está escapando del laberinto. Requiere mucho trabajo, pero escapar no sólo es posible; es inevitable. Una vez comprendes que el laberinto no existe, que las paredes no están ahí, que los barrotes son imaginarios; ya no te pueden retener.

En este proceso de curación yo sólo soy un acompañante pero siempre que surge la oportunidad intento indicarle el camino hacia el mundo real, recordándole que las reglas y los peligros no existen y que su futuro, su hija y yo estamos al otro lado de la pared imaginaria.

David

  1. 30/06/2016 a las 22:01

    Precioso artículo. El papel de la familia en estos procesos es fundamental. El apoyo incondicional que refleja David es un ejemplo de amor y fortaleza que debería servir de guía y ejemplo para todas aquellas personas que inevitablemente conviven de forma colateral con esta dura enfermedad. Enhorabuena Psicia por el trabajo que hacéis con este blog y bravo David por tu clara y poética visión sobre el tema.

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  2. Pilar
    01/07/2016 a las 17:32

    Muy bonita y descriptiva de lo que es un TOC.
    Transmite muy bien la convivencia con ese trastorno y sobretodo , la esperanza de que hay una solución para las personas que lo sufren.

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  3. Bella
    09/01/2019 a las 13:18

    Ojalá fuese tan fácil!!! Años y años de terapia y mi marido no consigue salir de ese «laberinto» y por ende, yo tampoco. Quizás porque no todos los laberintos son iguales, ni las mentes, ni las vidas de cada uno. Esta enfermedad destroza la vida de quien la sufre y de quien le acompaña y llega un momento en que estás exhausto de luchar, que se te agota la paciencia y, lo que es peor, la esperanza y solo quieres correr con todas tus fuerzas y alejarte lo más posible y sentirte libre… No creo que el TOC se cure porque como muy bien dice David, los peligros acechan y en mi caso, también en casa. Y siempre hay uno nuevo. Y un nuevo barrote que se alza. Y una nueva ansiedad que sufrir y superar. Hasta mañana. O para siempre.

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  4. Enrique
    28/02/2019 a las 16:31

    David leí tu artículo y parecía que me estabas describiendo al 100%!!! increíble… yo creo que debemos de haber cientos con este mismo problema… entre todo lo que comentas, lo que me fascino fue además de las reglas!!! unos de los peligros en el camino es el encontrarte a una mujer o varias y ser un verdadero semental playboy !! Mi caso no es nada atípico solo que puede pasar hasta un mes o dos durmiendo en la otra habitación o en la sala hasta que siento que me voy a morir si no duermo bien!! y regreso a mi habitación y al poco tiempo ya estamos bien nuevamente!!! Es demasiado y desgastante esta situación he pensado en separarme muchas veces pero ahí sigo…!! le he dicho y no es que me sienta la víctima que se que va a sonar ridículo pero me siento peor que cualquier mujer acosada!! muchas veces por cansancio, agotamiento desisto de la pelea a diario. Es una verdadera lucha de poderes!!
    La realidad es que no quisiera separarme y si quisiera encontrar la solución !! le digo constantemente que somos como el agua y el aceite pero la realidad es que vivimos en planetas diferentes muy parecidos que van en paralelo…alguien tiene la cura para el TOC??

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  5. Noelia
    13/09/2019 a las 11:51

    yo estoy en la misma situación que Enrique. Mi pareja y yo vivimos en planetas diferentes, él siempre en guerra contra mí o contra cualquier otra persona que se acerque demasiado a él. Aguanta a los amigos porque los ve poco tiempo, pero es incapaz de tener una relación profunda porque siempre ve los defectos antes que las virtudes.
    A mí me dejó cuando mi madre se puso enferma, volvió a hacerlo cuando me quedé embarazada (y eso que él quería tener el hijo más que yo), y ahora que le han despedido del trabajo me vuelve a dejar, y ya definitivamente.
    Todo esto ha supuesto una lucha diaria de 22 años.
    ¿Por qué he estado tanto tiempo a su lado? En primer lugar porque yo no era consciente del desorden mental que le consume, luego por nuestro hijo, luego me culpaba a mí misma por enfadarme con él y volvía a su lado, siendo siempre rechazada, aguantando sus monólogos llenos de palabras en mi contra.
    Si le consolaba mal, si no le consolaba mal también. He luchado de todas las maneras que mi profano entender me dictaba, y todo ha sido inútil.
    Las épocas buenas (que duraban sólo un par de días, porque pronto veía que su cabeza no estaba conmigo, si no rumiando algún malestar), son las que me han hecho seguir. Mi pareja, y pronto ex pareja, es muy simpático, divertido, pasional, resolutivo, es imposible aburrirse con él, y eso me gustaba mucho.
    Pero desde que le han despedido del trabajo y además se ha metido en juicios porque le querían pagar menos de lo que le correspondía, ha desatado en él un odio hacia mí que ya no puedo soportarlo más. Y decir tengo que he estado a su lado en todo el proceso, con todo mi corazón y buena fe. Pero de nada sirve. Un TOC relacional siempre buscará la forma de odiar a la persona que más le quiere o que más cerca y diariamente le vea.
    Lo peor es que ahora está en pleno brote y no es consciente de que tiene que ver a un especialista, con lo cual, no hay solución.
    Mi consejo es que os separéis de personas así porque os van a hacer la vida imposible y nunca váis a encontrar el mismo camino.
    Siempre tendrá miedos que reflejará en quien convive con ellos.
    Lo siento, pero no soy optimista en este tema, llevo 22 años luchando y es muy agotador.

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