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Archive for the ‘Casos Clínicos’ Category

Caso real. Obsesión con las guerras

Ante las últimas noticias que nos llegan estos días sobre el conflicto entre EEUU e Irán, queremos compartir una historia que escribió una paciente nuestra hace unos años, después de haber superado un trastorno obsesivo compulsivo relacionado con este tema.

Gracias Maite, por compartir tu caso.

 

 

Descripción del caso.

Soy Maite, tengo 54 años y quiero contar mi caso porque estoy feliz de haberlo superado y quiero que llegue a todos aquellos que tienen problemas parecidos al que yo sufría, para que sepan que hay solución, que se cura y que se vuelve a ser feliz. Yo tampoco lo creía…

He vivido 22 años con una obsesión que me ha tenido presa de miedo; vivía obsesionada por la amenaza de una guerra nuclear.

Yo nunca me había interesado por la política ni la situación en el mundo, creía que era algo completamente ajeno a mí. Por ignorancia y falta de información (ya que no acostumbraba a leer la prensa, ni escuchar noticias), no era consciente de que lo que pasara en el mundo podía afectar a todos. En fin, vivía en la luna…

Fue alrededor del año 77, cuando leí por casualidad un artículo en el que se decía lo que sería una guerra nuclear, sus consecuencias y el alcance que tendría, los países que tenían armas nucleares, etc. Empecé a prestar atención a las noticias, a enterarme de todos los conflictos que siempre sacuden el mundo y empecé a vivirlos como una inminente amenaza nuclear. Empecé a generar una fobia tremenda; ya no solo a las guerras en sí, sino a los informativos, a los periódicos, era incapaz de ver las noticias. Simplemente el oír la música del telediario me atenazaba el estómago. No podía, no sólo leer el periódico, sólo con ver uno encima de una mesa sufría lo indecible, se me secaba la boca, se me hacía un nudo en el estómago, me quedaba totalmente bloqueada. No quería ver la televisión por miedo a que aparecieran noticias alarmantes, sólo veía vídeos grabados. Leer más…

Tratamiento psicológico de la dependencia emocional en la relación de pareja

¿Por qué se sigue manteniendo una relación cuando ésta provoca dolor, no nos hace felices y estamos perdiendo nuestra identidad?, ¿por qué cuando nos demuestran activa o pasivamente que ya no nos quieren, nos empeñamos en aferrarnos a esa persona como a un clavo ardiendo?, ¿por qué si nuestra relación de pareja nos proporciona más momentos de ansiedad, inseguridad, pérdida de alegría y de vitalidad, que de felicidad, apoyo, refuerzo y cariño, seguimos anclados a ella?… probablemente porque estemos ante un problema de dependencia emocional.

Por supuesto que en una relación pueden surgir conflictos, desavenencias y obstáculos que salvar, pero eso se tendría que resolver de una manera sana y constructiva, no con un desgaste emocional y físico.
Cuando hablamos de dependencia emocional, nos estamos refiriendo a una adicción patológica a la pareja. También este tipo de relaciones se pueden dar con la familia o con los amigos, pero aquí nos vamos a centrar en las primeras.

El miedo a la ruptura y a la soledad, la creencia irracional de que sin la otra persona no se es nada, el miedo al rechazo del otro, la dificultad de tomar las propias decisiones, el sentimiento de vacío cuando se está alejado de la pareja y la baja autoestima, suelen estar presentes en estos casos.

Caso real:

Luna, de 42 años, arquitecta de profesión, casada y con dos hijas, acudió a consulta porque se encontraba triste y con mucha ansiedad. Ella achacaba estos síntomas a un distanciamiento por parte de su marido. Se culpabilizaba a si misma porque se había dejado llevar por la rutina y había descuidado su relación de pareja. La actividad sexual era inexistente desde hacía mucho tiempo y la comunicación se basaba en temas puramente prácticos relacionados con la casa o las hijas.
En todo momento, manifestaba que era ella la que había fracasado porque no había sabido cuidar la relación. Desde hacía un tiempo había decidido empezar a “luchar activamente” por recuperarle. Empezó a apuntarse a todos los hobbies de él renunciando a los suyos y empezó a alejarse de sus amigos. Cuando intentaba hablar con él de como se sentía, él mantenía una actitud muy fría, con mucha indiferencia y todo eran reproches hacia ella. Creía tener indicios de que había habido alguna infidelidad por parte de él, pero tampoco se había atrevido a plantar cara a la situación por miedo a la reacción de él y a un posible abandono. Leer más…

El papel del pensamiento mágico en las obsesiones

26/10/2017 6 comentarios

Shamrock in forest

El pensamiento mágico es un tipo de distorsión cognitiva que consiste básicamente en creer que uno puede dominar la realidad con la mente o con determinados actos. Sería lo opuesto al pensamiento lógico. Podemos poner muchos ejemplos cotidianos como pueden ser los pensamientos de buena o mala suerte. Ej. “Si formulo un deseo mientras soplo las velas, se cumplirá”. O “si me pongo este jersey verde, me saldrá bien el examen…”  El pensamiento mágico es la fuente de las supersticiones.

Es frecuente encontrar este tipo de pensamientos en la infancia. En el caso de los niños, cumple una función adaptativa y de maduración, donde el simbolismo y la magia ayudan a entender el mundo desconocido y extraño que a veces les rodea. En este caso,  los rituales lúdicos como puede ser no pisar las grietas de las baldosas, o acostarse siempre con el mismo objeto, forman parte de un proceso evolutivo normal.

Pensamiento mágico en el Trastorno obsesivo compulsivo

El pensamiento mágico suele estar presente en este trastorno. La persona que padece un TOC necesita mantener un control férreo  sobre las cosas. Este tipo de pensamientos está asociado a la necesidad de control y por ello juega un papel importante en este trastorno a la hora de interpretar la realidad.

 Ejemplos con casos reales

A menudo el paciente tiene la creencia de que sus pensamientos negativos pueden causar daños directos. En este caso la persona se ve obligada a realizar una serie de rituales para contrarrestar estos pensamientos intrusivos y así “evitar una catástrofe o desgracia”.

Caso real: A Carmen le asalta continuamente a su mente, la imagen de su marido asociada a la palabra “muerte” y a un crespón negro. Para contrarrestar este pensamiento tiene que rezar un determinado número de veces hasta que la imagen desaparece de su pensamiento.  Leer más…

Caso TOC. Mi angustiosa vivencia con el trastorno obsesivo compulsivo

My Story

Carmen padece un trastorno obsesivo compulsivo desde hace años. Actualmente está en tratamiento psicológico en nuestro Centro y ha querido compartir su vivencia con este trastorno. Desde aquí queremos darle las gracias y esperamos que dentro de poco pueda contar su historia de superación del TOC.

“Me llamo Carmen y tengo TOC. ¿Desde hace cuánto lo sé? Como unos tres años, aunque lo extraño es que no lo supiera ya…

En mis años de universidad la ansiedad y el miedo al suspenso eran una constante en mi vida, ¿y si suspendía?, ¿y si me echaban de la carrera?,  ¿y si?… ¿qué sería de mí?… Estuve con psicólogos, que no tuvieron mucho éxito y finalmente di con una psiquiatra que con tratamiento de Prozac consiguió que todo se estabilizara bastante.

Tanto tratamiento, como carrera, terminaron y mis miedos desaparecieron durante un tiempo. Estuve unos años «bien», a veces tenía miedo a volverme loca ¿y si hacía daño a alguien? Y esos miedos en ocasiones iban acompañados de algunas compulsiones, pero eran miedos temporales, que venían y al poco se iban sin afectar a mi vida.

Pero llegó el día en que intenté quedarme embarazada y no lo conseguía, y como si hubiera sido una olla a presión, mis miedos se hicieron mucho más fuertes y yo mucho, mucho, más pequeña. Leer más…

Distimia, cuando el desánimo se instala en la vida

12/01/2017 3 comentarios

Stitched Panorama

La distimia se caracteriza por ser una forma de depresión crónica, menos grave que un trastorno depresivo mayor, pero más persistente. El principal síntoma es un estado de tristeza y desánimo continuos. Son característicos de este trastorno la desilusión, la apatía, el sentimiento de desesperanza, la poca capacidad para experimentar placer o felicidad y la baja autoestima. Los pacientes suelen describirse como deprimidos o desanimados “de toda la vida”.

Es importante no confundir un episodio de tristeza o abatimiento, que surge por circunstancias de la vida, con este trastorno. Para poder realizar un diagnóstico de distimia, el estado de ánimo crónicamente depresivo se ha tenido que manifestar durante al menos dos años seguidos y presentar al menos dos de los siguientes síntomas: pérdida o aumento de apetito, alteraciones del sueño, baja autoestima,  falta de energía, dificultades de concentración o de toma de decisiones y sentimientos de desesperanza.

Caso clínico real.

Marcos, abogado de 30 años, acude a consulta porque se siente con un estado de ánimo bajo, apático y porque “su vida se le hace muy cuesta arriba”. Pide ayuda presionado por su familia y por su novia, porque cada vez se está aislando más socialmente y muestra bastante desinterés por lo que le rodea. Tenía previsto casarse en seis meses pero su pareja ha decidido aplazar la boda, ya que no le nota nada ilusionado con el proyecto.

Cumple con todas sus obligaciones y actividades cotidianas. Nunca ha faltado a su trabajo, pero siente que por su dificultad para concentrarse, rinde poco. Va al gimnasio semanalmente y tiene vida social, pero cada vez le cuesta más y su tendencia es a  aislarse y a la inactividad los fines de semana. Leer más…