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Archive for the ‘Fobia social’ Category

La ansiedad social en la adolescencia se puede ver agravada a raíz del confinamiento

01/03/2021 1 comentario

Caso real.

Claudia de 17 años de edad, estudia 2º de Bachillerato y los últimos resultados de la evaluación han sido bastante negativos. Su familia la define como una chica muy brillante en los estudios, bastante tímida, muy responsable, retraída, pero cómoda con su familia y amigos de la infancia.

Actualmente no quiere ver a nadie y evita ir a clase.

Claudia, al inicio del confinamiento, manifiesta que se sintió muy aliviada. La idea de quedarse en casa y tener que dar las clases online, le generaba tranquilidad y bienestar. Pero al poco tiempo, empezó a sentirse muy incómoda cuando tenía que hacer alguna intervención y se veía hablando en la pantalla del ordenador. Por las noches, no podía dormir anticipando que algún profesor la pudiera hacer intervenir y acabar siendo el centro de atención, con todos sus compañeros observándola a través de la pantalla. Poco a poco empezó a poner excusas para no conectarse a las clases y si lo hacía, tenía que ser con la cámara apagada. Pudo terminar el curso de manera aceptable.

Cuando llegó el verano y se relajaron las medidas de confinamiento, ya no le apetecía salir a la calle, ni quedar con nadie. Salía de vez en cuando a dar una vuelta con su hermana y sentía gran alivio por llevar la mascarilla y poder pasar desapercibida. Prácticamente se aisló de toda vida social durante siete meses.

Al empezar 2º de Bachillerato, las clases pasaron a ser de forma presencial y online, alternativamente. Al tener que volver a enfrentarse a las situaciones sociales, tenía dos pensamientos que le atormentaban. El primero era que, al ser alérgica, de vez en cuando tenía algo de tos (nada exagerado según ella), pero el simple hecho de tener la posibilidad de toser con el tema de la COVID-19 presente, y poder llegar a ser el centro de atención, le generaba tantísima ansiedad, que empezó a evitar el salir a la calle.  Por otro lado, tampoco quería quedar con sus amigos ya que le daba miedo que propusiesen “ir a tomar algo” y tener que quitarse la mascarilla (pensaba que, al llevar tanto tiempo encerrada, tenía muy mala cara y que todo el mundo la iba a criticar).

Poco a poco, todos estos pensamientos anticipatorios la llevan a la situación extrema de no querer asistir a ninguna clase presencial, ni online, y a ir distanciándose por completo de su entorno más cercano. Siente muchísimo miedo a la humillación y a las críticas y ha sufrido varios ataques de pánico en los últimos meses.

Casos como el de Claudia, cada vez son más frecuentes en el contexto actual.

La adolescencia es un periodo de vulnerabilidad emocional donde los cambios corporales, el estrés, la baja autoestima, el deseo de aceptación por parte del grupo de iguales etc. están presentes, haciéndolo un periodo crítico y sensible. Si a esto le añadimos un trastorno previo, como el caso de la ansiedad social, en un contexto anormal de pandemia por el Coronavirus, nos podemos encontrar ante un cóctel explosivo difícil de abordar sin ayuda.

En la fobia social, el confinamiento se ha podido vivir en un primer momento con cierto “alivio” por la poca o nula exposición a situaciones sociales, pero estamos observando ahora en estos pacientes, un mayor retraimiento social que antes de la crisis.

Tanto los padres, como los profesores y los psicólogos clínicos, debemos estar alerta y preparados ante la huella mental que puede dejar esta pandemia en los adolescentes.

Para más información sobre éste y otros temas, visita nuestra página web: https://www.psicia.com/

Trastornos psicológicos asociados a la fobia social

06/06/2017 1 comentario

Social phobia

Un alto porcentaje de pacientes diagnosticados de fobia social, suele presentar otro trastorno psicológico asociado. El término «cormobilidad» se utiliza para describir la coexistencia de una o más patologías o trastorno psicológico, además del trastorno primario. Veamos algunos ejemplos.

Fobia social y abuso de alcohol.

Frecuentemente nos encontramos con el caso del fóbico social que recurre al alcohol en un intento de superar la angustia social. La persona empieza a ingerir alcohol en reuniones sociales, con lo que, de esta manera, logra desinhibirse en un primer momento. En estos casos, el alcohol puede disminuir las conductas de evitación. Pero hay que tener en cuenta que el alcohol tiene un efecto bifásico. La persona se puede sentir mejor durante el primer par de horas después de beber, lo que facilita el volver a consumir, pero la disforia posterior hace que al final se sienta peor. Este malestar inducido por la bebida excesiva puede «alimentar» más la fobia social.

Recurrir al alcohol puede reducir tensiones ansiedad, pero solo temporalmente, teniendo la persona la necesidad de nuevas tomas, lo que puede ser la puerta de entrada a la dependencia. De aquí se deduce la necesidad del diagnóstico precoz de este trastorno.

Fobia social y depresión.

Debido al aislamiento social y a la incapacidad que produce este trastorno, en muchos casos lleva asociado un trastorno depresivo. De hecho, pacientes con fobia social cuando acuden por primera vez a la consulta y se les pregunta por el motivo por el que vienen, manifiestan estar deprimidos.

Es muy habitual que se presenten simultáneamente ambos trastornos. Una persona que presenta problemas para iniciar y mantener una interacción social y amistades, que cuando está con gente teme hacer el ridículo, ser criticado o «parecer tonto», perder el control o sufrir un ataque de pánico, lo lógico es que acabe desarrollando un trastorno depresivo. Leer más…

Vídeo sobre la fobia social.

El día 1 de octubre se celebra el día Mundial de la fobia social. Queremos compartir este vídeo documental sobre este trastorno y mandar un mensaje de ánimo y apoyo a todos los que la padecen. También queremos transmitir un mensaje de esperanza, ya que con un tratamiento psicológico adecuado, se puede superar.

 

Autoestima en la fobia social

La fobia social es un temor especifico y duradero a diversas situaciones sociales en las que la persona que lo padece se siente, al menos así lo cree y percibe, observada críticamente por los demás experimentando un temor irracional a que su conducta sea objeto de crítica y rechazo por parte de los otros.

Es un miedo a relacionarse con los demás. Miedo a participar en una conversación, miedo a acudir a una comida o cena de empresa, miedo a hacer una pregunta en clase, y siempre pensando que ese temor va a producirle una ansiedad tal, que le ocasionará temblores, sudoración, rubor y que esas alteraciones fisiológicas van a ser detectadas por otros de tal forma, que los posteriores comentarios hacia su persona, serán de una negatividad del orden de ser considerado como débil, ansioso, cobarde y torpe.

Hasta cierto punto la ansiedad social puede ser un hecho normal. Todos podemos ponernos nerviosos y alterados si tenemos que dar una conferencia o exponer un trabajo en público si no estamos acostumbrados a ello. Hay actores que se muestran temblorosos entre bastidores antes de aparecer en el escenario. Leer más…

TOC, fobia social y depresión: yo lo superé

17/05/2012 201 comentarios

Hola, soy Gerardo Baena y os voy a relatar en unas líneas los largos años de sufrimiento que pasé a causa las enfermedades mentales.

En mi caso, mis primeros recuerdos los tengo en la infancia, a partir de los 8 años sentía una extrema sensibilidad  a algunos estímulos y situaciones en las  que me sentía fuertemente impactado y sobrecogido, eran momentos de la vida cotidiana pero que a mi no me dejaban indiferente, y a los que no les daba más importancia porque pensaba que a los demás les debía ocurrir igual que a mi.

En la pre-adolescencia, sobre los 13 años y más adelante en la adolescencia 16, 17 años, esta situación se fue agrandando hasta tal punto de estar sufriendo continuamente, las 24 horas. Estar en contacto con otras personas, aunque fueran de mi misma edad me generaba cierta angustia y malestar, aunque no siempre era así, con mis amigos más allegados estaba mucho mejor pero cuando iba al colegio y posteriormente al instituto me costaba entablar conversación con personas nuevas y especialmente si eran mujeres. En las clases al no poderme concentrar, se generaban en mi fuertes emociones de odio y desprecio hacia mi mismo. En mi cabeza se generaban infinidad de pensamientos y cavilaciones sobre mi actitud hacia los demás que me hundían y me paralizaba. Rehuía de los corrillos de chicos y chicas que se formaban antes de las clases o después de éstas. Evitaba eventos festivos, excursiones durante el curso, también estupendas chicas a quienes les interesaba. Estaba aislado de la realidad. Leer más…